abril 18, 2024

‘La pandemia deja ver lo que somos’

*Una psicóloga, un sociólogo y un psiquiatra exponen sus puntos de vista sobre lo que han alcanzado a evaluar de los efectos del aislamiento social debido al coronavirus.

“Esto nadie se lo esperaba”, dice la psicóloga y magister en psicología clínica de la Universidad del Norte, Andrea Trujillo Brugés; “no se conocen estudios de lo que está pasando ahora”, sostiene el sociólogo Daniel Aguilar; “esto nos sirve para cambiar muchos hábitos”, señala el psiquiatra Pedro Gómez.

Los tres profesionales compartieron sus evaluaciones acerca de los efectos observados en las comunidades sometidas al aislamiento social, coincidiendo en varios puntos, sobre todo en la tendencia de no acatar normas impuestas de manera desafiante y a tomar las cosas con folclorismo rayando en la soberbia y la irresponsabilidad.

Trujillo explica que el comportamiento cambia según las condiciones y el entorno de cada persona, en los que tiene alta incidencia la parte autoafectiva, pasando por la relación con la familia, los amigos y factores externos como lo laboral y hasta lo cultural.

“En la Costa somos muy dados a no seguir patrones de conducta y eso es evidente; aquí no hay respeto por las filas, los turnos, por ejemplo. Ahí entra la desobediencia, quizás porque la persona siente que le están coartando la libertad que, según su concepción, es hacer lo que quiere, de no rendir cuenta y menos que le indiquen qué hacer”, destaca.

Agrega que la experiencia por la que está atravesando la sociedad, sí va a cambiar muchos patrones de comportamientos, conductas, pues el aislamiento repercute en el desarrollo de la salud mental, y ese será el paso siguiente que tendrá que ser tratado por la medicina.

Por su parte, Aguilar manifiesta que en todo esto hay que mirar temas, por una parte estructurales como el empleo, la pobreza, la organización de las comunidades, el acceso a la salud, etcétera, y por otro lado, las prácticas culturales.

“En el primer punto, por ejemplo, es clave tener en cuenta qué va a pasar con la gente que no tiene estabilidad laboral. Se tenía la percepción que eran los pobres los que iban a sufrir, pero nos dimos cuenta que gran parte de la economía nacional depende del empleo informal, de las contrataciones precarias, y que además ni siquiera tienen acceso a programas de ayuda del Estado”, subraya el sociólogo.

 

FALLAS DE GOBIERNOS

Para Aguilar han quedado en evidencia las fallas de todos los gobiernos, a los que califica de incompetentes y poco interesados en el bien común, que nunca han estado preparados para afrontar una emergencia, y más en esta que va muy ligada al sistema de salud y la asistencia social.

“Eso hace que mucha gente tenga que salir, a pedir comida y tienen toda la razón porque no tienen cómo vivir. Ahora, ese Estado apela a la solidaridad de las personas, cuando ese Estado es quien debería que responder por ellas”, dice al tiempo que pone como ejemplo el tratamiento que le vienen dando a la pandemia otras naciones más organizadas.

“Aquí tú mandas a la gente encerrarse y sin ningún tipo de ayuda y por el contrario lo que aparecen son nuevos pobres, entonces hay gente que termina saliendo a las calles, por una parte, y eso sumado a gente que trabaja en oficios que son esenciales para la vida y que tienen que estar afuera. Tenemos un problema estructural que es muy complejo, muy jodido”.

De otro lado, se refirió a los patrones culturales que caracterizan a buena parte de la población colombiana que, a la postre, se convierten en obstáculos para su mismo desarrollo como persona y como sociedad.

“En Colombia, desgraciadamente, tenemos una cultura del ‘vivo vive del bobo’, que ‘hecha la norma hecha la trampa’, y toda esa clase de cosas en que las normas son para los demás, ‘para los más pendejos’, exactamente. Si tenemos problemas complejos, estructurales y le sumamos también una serie de prácticas que, desgraciadamente, viven incorporadas en nuestra cultura que invitan a romper las normas pues, entonces, ahí si se lo que dice el dicho popular: ‘se juntaron el hambre y las ganas de comer’”.

 

EPICENTRO DE APRENDIZAJES

Concluye que todo esto refleja que las cosas no se estaban haciendo como deberían, no estaban funcionando bien, pues si así hubiese sido no estaría gente aguantando hambre, ni el problema estuviese sobrepasando la infraestructura en atención en salud y “eso ni hablar de la corrupción rampante”.

Entre tanto, el psiquiatra Pedro Gómez considera que el aislamiento social ha servido para corroborar patrones de conductas que deben ser abordados mediante la puesta en marcha de políticas públicas eficientes y eficaces.

También indica que el aislamiento se ha convertido en epicentro de aprendizajes para el individuo y la sociedad. “Esto nos ha servido para reflexionar y saber disponer del tiempo, del manejo de las finanzas, de la organización interna de cada quien, incluso la manera de no desconectarse de los verdaderos amigos, a cambiar de hábitos, de rutinas, a buscar nuevas oportunidades de crecimiento y hasta dejar de lado la ostentación y las apariencias”.

Gómez, sin embargo, señala que muchos cambiarán, otros en cambio seguirán igual o peor, pues así es el ser humano.

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