abril 23, 2025

El negativo escenario de la educación y pobreza extrema en la región Caribe

*Jornada única, capacitación a docentes, fortalecimiento institucional y políticas públicas claras para superar las disparidades regionales, entre las iniciativas plan-teadas para superar la problemática.

 

Educación y pobreza siguen siendo sectores socioeconómicos de la región Caribe, cuyos avances no convencen mucho a expertos analistas; de allí que les insistan a las autoridades locales y regionales en trabajar con más constancia y ahínco.

Eso quedó evidenciado en el reciente Foro Casa Grande Caribe, liderado por la Universidad del Norte con el apoyo de la ANDI, donde se analizó el tema y fueron planteadas alternativas de solución.

Casa Grande Caribe es un centro de pensamiento del que hacen parte académicos e investigadores sociales destacados del litoral costeño. En el evento fue analizado de manera concreta la educación y su relación con la pobreza y se conocieron cifras actualizadas que sirven de insumo para enderezar políticas de desarrollo.

“Infortunadamente, la Costa Caribe es una región rezagada en sus indicadores sociales; en muchas áreas como educación, saneamiento básico, en salud, los indicadores muestran que estamos por debajo del promedio nacional”, advirtió Adolfo Meisel, rector de la Universidad del Norte, y una de las cabezas visibles de Casa Grande Caribe.

Pero subrayó que la buena noticia es que “si nos enfocamos en erradicar esos problemas y dispensamos los recursos por parte de los gobiernos locales, regionales y los dirigimos, exactamente a priorizar, en erradicar la pobreza extrema, lo podemos lograr en unos pocos años”.

Los “pocos años” a los que se refirió el académico Meisel se enmarcan en la próxima década, 2020-2030, y en ello coinciden otros investigadores-analistas como Andrea Otero, Diana Ricciulli, Fernando Herrera, Juan Manuel Monroy y María Teresa Ramírez, en trabajos hechos por petición del Banco de la República; y Fernando Herrera Araújo, director del Centro de Estudios Socioeconómicos Regionales (Cesore), que hizo alianza con Guajira 360° Centro de Pensamiento para el Desarrollo.

 

LOS MALOS INDICADORES

Esta vez los expertos se concentraron en los indicadores de tres importantes ciudades capitales de la Costa porque estos superan la media nacional, teniendo en cuenta las mediciones hechas por Planeación Nacional, el Dane, el Icfes, más sus propias proyecciones. Se trata de Riohacha, Santa Marta y Valledupar.

Por ejemplo, las pruebas Saber 11 del 2018, segundo semestre, sirven de soporte para hacer un llamado de alerta, teniendo en cuenta los resultados, nada satisfactorios, en lectura crítica, matemáticas e inglés. A manera de ilustración, en la Capital de La Guajira, en lectura crítica los estudiantes solo lograron un 41,9 en promedio, cuando la media nacional es de 55; en la capital del Magdalena, 50,6; y en la capital del Cesar 53.

Le sumaron a lo de las pruebas Saber, las bajas coberturas en los niveles de educación preescolar, primaria secundaria y media; igualmente, las altas tasas de deserción escolar; así como la marcada deficiencia de docentes calificados en posgrados.

Meisel, por su parte, le agregó a las anteriores ciudades costeñas, a Cartagena. “La brecha se está ampliando y mucho. Hay unos indicadores que se utilizan para medir eso, pero hay subregiones de la Costa y ciudades donde el retroceso es enorme. Destaco el caso de Cartagena por lo negativo, que ha venido cayendo y se ha venido atrasando cada vez más y más, por el desgobierno que han tenido en los últimos años”. Destacó los avances positivos para mejorar en ciudades como Sincelejo, Montería y Barranquilla.

 

 

PERPETÚA LA BRECHA

Por su parte, Ramírez sostuvo que el aumento en la dispersión regional de la calidad de la educación perpetúa la brecha entre el centro y la periferia, y podría llevar a una ‘trampa de la pobreza’.
“Las personas que viven en regiones donde la calidad de la educación es menor, tienen una menor probabilidad de entrar a universidades de mayor calidad, lo que se traducirá en menores posibilidades de acceso a un trabajo bien remunerado, por lo tanto, obtendrán menores ingresos, y la brecha se seguirá ampliando. Por esta razón es muy importante analizar si el desempeño de las políticas públicas también difiere entre las regiones”, comentó.

 

POBREZA MONETARIA

Además de los problemas por los que atraviesa la educación, los expertos se refirieron a los de la pobreza monetaria y la pobreza extrema, en las mismas tres ciudades capitales, Riohacha, Santa Marta y Valledupar.

En resumen, destacaron las cifras de la pobreza monetaria, siendo del 47.5 para la primera; 33.7, en el caso de la segunda; y el 34.4 en la tercera, cuando la media nacional es de un 27. Y en cuanto a la pobreza extrema el panorama es el siguiente: Santa Marta, 6.2; Valledupar, 7.1; y Riohacha 16.0, siendo la media nacional de 5 puntos.

 

LAS PROPUESTAS

Expuestas las cifras y los respectivos análisis, se procedió a dar luces a las soluciones en el período ya citado de 10 años, iniciando en el 2020.

“El papel de la academia para la reducción de las brechas, creo que uno es mostrar esta situación, visibilizarla, y dos recomendar soluciones para los gobernantes. Específicamente en el tema de educación estamos recomendando acciones en varios campos, pero una de ellas es la necesidad de erradicar las dobles y triples jornadas escolares; necesitamos construir más colegios para que los niños permanezcan más tiempo en ellos”, concluyó Adolfo Meisel.

Entre tanto, Andrea Otero y Diana Ricciulli, recomendaron una “intervención integral en tres áreas: jornada única, docentes y fortalecimiento institucional”.

De igual manera, que las respectivas administraciones locales procedan a invertir recursos en infraestructura, capacitación de docentes y mejora en políticas institucionales, que en el caso de Riohacha debe ser unos 146 millones de dólares; Valledupar, 171 millones; y Santa Marta, 207 millones de dólares.
“Estos recursos se podrían obtener a través de un aumento en la eficiencia recaudatoria; y es indispensable además el fortalecimiento de la gestión pública local”, señalaron.

Finalmente, María Teresa Ramírez expuso la necesidad de realizar un análisis de convergencia condicional para poder explorar con más detalle los determinantes de las divergencias regionales.

“Se podrían incluir como determinantes: la población de los municipios (o estudiantes en edad escolar), las variables socioeconómicas de los individuos, la infraestructura escolar, y algunas características de los municipios, entre otros. Este tipo de análisis podría ayudar a identificar los factores que causan dichas divergencias y así poder diseñar políticas públicas dirigidas a superar disparidades regionales”, indicó.
Y cerró manifestando que “la identificación de los municipios donde la calidad de la educación es menor, ayuda al diseño de mejores políticas públicas encaminadas a la eliminación de las desigualdades en capital humano”.

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