Arrancó el plan piloto de reapertura del sector gastronómico de Barranquilla, que le dio vía libre a 30 restaurantes de la ciudad para abrir nuevamente sus puertas a partir de hoy 20 de agosto.
La idea es que con estos primeros establecimientos se haga un plan piloto, para con base en esta experiencia, proceder a la apertura de todos los restaurantes de la capital del Atlántico.
Lo más importante es el cumplimiento estricto de los protocolos de bioseguridad para no darle espacio a la propagación del covid-19.
Ello se da en cumplimiento de las acciones que viene liderando la administración distrital para que se reabran de manera responsable los diferentes sectores de la economía local.
“El día de hoy es para mí muy gratificante y me da mucho optimismo porque estamos viendo que la gente que está abriendo el restaurante, los empleados que están asumiendo el reto, lo están haciendo con todas las ganas de que esto salga bien, de cumplir las normas para que los demás también puedan abrir”, manifestó el alcalde Jaime Pumarejo en visita al restaurante Caimán del Río, uno de los seleccionados para este piloto.
“Esta semana queremos aprender para poderlo hacer de manera masiva y que no nos vaya mal, sino que aprendamos, mejoremos y podamos abrir todos nuestros restaurantes sabiendo que podremos hacerlo de manera segura y sin que tenga perjuicio la salud y la vida de los barranquilleros”, indicó.
En ese sentido, el alcalde recordó que de los buenos resultados del piloto dependerá que se sigan abriendo las puertas de otros establecimientos y sectores económicos.
REQUISITOS
Entre los requerimientos que fueron clave en la calificación de los restaurantes se destacan el uso de terrazas para la atención de los clientes, la correcta circulación e intercambio natural del aire en los espacios cerrados, el distanciamiento físico de dos metros entre personas, cambiar el menú de papel por pantallas, tableros o códigos QR, disponer de medios de pago sin contacto, entre otros no menos importantes que protejan la salud tanto de clientes como de trabajadores.
Los establecimientos seleccionados se comprometieron a: Contar con un sistema de reservas previas que permita estimar y controlar el aforo.
Señalizar diferentes puntos del establecimiento con instrucciones de lavado y desinfección de manos, etiqueta respiratoria y distanciamiento físico.
Los dispositivos para pago electrónico se deberán limpiar con un paño humedecido con solución desinfectante después de cada operación.
Contar con una zona de aislamiento, debidamente demarcada, para trasladar a trabajadores o clientes sospechosos de COVID-19.
Implementar y registrar una jornada de limpieza y desinfección general semanal que incluya paredes, pisos y techos.
Hacer uso de puertas batientes sin cerradura o tipo ‘push’; dispensadores automáticos de papel higiénico, toallas de papel, secadores automáticos, jabón y/o gel; y griferías automáticas o de pedal.
LOS COMENSALES
Los clientes deberán reservar una mesa antes de llegar al lugar. Algunos restaurantes implementaron plataformas digitales para hacer más fácil el proceso.
Cumplir pacientemente con el protocolo de toma de temperatura y desinfección en la entrada.
Usar permanente el tapabocas, a excepción del momento de comer.
Realizar los pagos con medios electrónicos y evitar el uso de efectivo.
Evitar permanecer mucho tiempo en el establecimiento. Se recomienda una estancia máxima de dos horas.
Desinfectar las manos con frecuencia, sobre todo después de tocar superficies de alto contacto.
Mantener el distanciamiento físico entre otros clientes y colaboradores.
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