diciembre 6, 2024

El fracking, entre ‘amores y odios’

*EL NORTE consultó a expertos para analizar conveniencia o no de aplicar esta controvertida técnica para extraer petróleo y gas.

 

REDACCIÓN EL NORTE.

La discusión en torno al fracking, cuya base es el uso de grandes volúmenes de agua y químicos para perforar suelos rocosos, parte de sus defensores, quienes argumentan que las reservas de petróleo y gas del país no pasarán de los cinco o seis años próximos, por lo que es urgente la explotación de yacimientos detectados en el subsuelo, pero con dificultades para extracción con métodos convencionales; además, porque se afectan las regalías que reciben las regiones.
Mientras tanto, sus opositores destacan, entre otros argumentos, que su aplicación le causará daños irreversibles al medio ambiente e impacto con graves consecuencias a la economía nacional.

Un dato que llama la atención en medio del debate es el que asegura que hoy Colombia cuenta con reservas aproximadas equivalentes a 1.665 millones de barriles de petróleo, lo que representa 5 o 6 años de autosuficiencia. Después de este tiempo se tendría que empezar a importar. Según estimaciones, el ‘fracking‘ duplicaría y hasta triplicaría las reservas, pues se cree que en los yacimientos no convencionales habría entre 2.400 y 7.400 millones de barriles de petróleo adicionales. El equivalente a una autosuficiencia de 25 años más.

En el caso del gas natural en yacimientos convencionales, el país tiene hoy reservas estimadas en 3 terapies cúbicos, y se proyecta que con la técnica del frácking se garantizarían unos 25 teras del combustible no convencional en zonas del Magdalena Medio, Cesar-Ranchería y Catatumbo.

Recientemente el Congreso de la República negó un artículo, incluido en el proyecto para modificar la distribución de regalías, que le daba vía libre a la adopción del señalado sistema para extraer hidrocarburos en Colombia.

LO QUE PERDERÍA EL PAÍS

Uno de los principales defensores de esta técnica, el presidente de Ecopetrol, Felipe Bayón, explica que si el país pierde la autosuficiencia, el costo anual por ello estaría entre los 20 y 30 billones de pesos. Contrario a su punto de vista, sus críticos aseguran que Colombia no es petrolera y que el sector apenas representa casi el 1,4 por ciento del PIB, por lo que tiene otras alternativas energéticas, incluso reactivando la producción agropecuaria que ha sido mirada con indiferencia por el mismo Estado.

Actualmente están en estudio jurídico bajo el principio de precaución, por parte del Consejo de Estado, la viabilidad de cuatro experimentos, o pilotos, en igual número de puntos del país. Entre tanto, el Ministerio de Minas y Energía expidió la normatividad de dichos pilotos, pero ahora depende de la definición del procedimiento ambiental y contractual.

VISIÓN DESDE LO REGIONAL

Trasladando el debate a las regiones, EL NORTE consultó a dos analistas, ambos profesores universitarios: Camilo Montes Rodríguez, geólogo y científico, del Departamento de Física y Geociencias de la Universidad del Norte; y Luis Carlos Gutiérrez Moreno, biólogo e investigador ambiental, de la Universidad del Atlántico.

“Cualquier cosa que uno diga sobre el fracking se ha vuelto controversial, porque se ha vuelto una discusión ya no técnica, sino política”, empieza por decir Montes, quien ratifica que las cuencas de Los Llanos, el Valle Superior del Magdalena, el Valle Medio del Magdalena, que eran zonas muy productivas, las fuentes se han ido agotando y lo estimado es que en cinco años serán improductivas y tocará importar para el consumo interno.

“Esas cuencas son las que llamamos maduras y, realmente, no podemos esperar descubrimientos nuevos grandes. Digamos que las compañías que están tratando de encontrar los campos más pequeños no han podido y cada vez son menos. Cuando uno hace ese cálculo y, obviamente, lo hace mucha gente, pues a Colombia ya no le queda mucho petróleo por producir en las cuencas que tenemos”, señala el geólogo.

Sostiene que económicamente es muy malo para Colombia, porque el gobierno ya se acostumbró a tener en el petróleo una fuente segura de ingresos, pero cuando esto pase la situación será bien complicada.

COMPLICADO LO DEL GAS

Agrega que lo del gas también es complicado al estarse agotando las fuentes principales: Gibraltar en Los Llanos y Ballenas en la Guajira. “Hay hallazgos en el Caribe, pero toca ver si esos hallazgos son económicos, o montarles una infraestructura para sacar ese gas. Si vale la pena gastar ese dinero para el retorno, pues si no hay retorno positivo nadie va a sacarlo y Colombia lo necesita para los hogares, la industria y la producción de energía”, plantea.

Dice que en ese contexto es que el fracking se vuelve importante, porque es la única alternativa probada y conocida que existe. Y añade que Colombia hace parte de una formación, La Luna, en el norte de Suramérica y es una candidata para producir hidrocarburos a partir del fraccionamiento hidráulico.

“Todo está en el subsuelo, en el Magdalena Medio, a las profundidades correctas y las soluciones más o menos correctas. Es lo único que tiene Colombia realmente, porque no ha invertido en renovables en los últimos 50 años. Colombia sí tiene una buena industria de hidrocarburos, tenemos ingenieros de petróleo de altísima calidad, geólogos que conocemos bien el subsuelo. En los últimos 30, 40 años hemos sido un país petrolero, no a la par de los grandes como Arabia Saudita, pero hay industria y existe. Si no lo hacemos, quedamos sin petróleo”, Expresó.

Sin embargo, Montes precisa que producir un barril de petróleo por la técnica del fracking es caro, costoso, y explica que hace unos años en la cuenca norte de Estados Unidos, en los estados de Pensilvania y Ohio, costaba entre 70, 80 dólares y funcionaba bien porque en venta del barril estaba en 110, o 120 dólares. Valía la pena. Luego hubo superproducción y el panorama cambió. Hoy producirlo a más de 60 dólares es rentable, pero menos es empezar a perder”.

EI MPACTO AMBIENTAL

Desde el punto de vista del impacto de la técnica sobre el medio ambiente, el geólogo dice que se reduce al problema del agua. Explica que los acuíferos someros que se tienen que atravesar para llegar a la fuente del hidrocarburo pueden verse afectados, pese a que se adopten las últimas tecnologías como encamisar el pozo para evitar contaminación o fluidos.

Coloca como ejemplos Texas y Argentina, donde es fácil perforar entre 10 y 50 pozos, y afirma que en el caso de Colombia serían miles y es donde se corre el riesgo. “Uno solo que falle daña el acuífero porque no se puede descontaminar”.

El experto subraya que Colombia lo necesita y puede hacerlos bien, pero el riesgo ambiental es muy alto. “Además, se necesitan carreteras, tráfico pesado de vehículos y maquinarias. Una zona de explotación ganadera se vuelve semi-industrial. Es un dilema complejo, y si se le mete política…”, advierte.

MEZCLADA CON QUÍMICOS

Por su parte, el biólogo Luis Gutiérrez sostiene que la técnica, en este momento para el país, por el tipo de suelo y por los efectos que produce no es conveniente, porque Colombia se encuentra en una condición neotropical, donde el agua que, aparentemente es mucha, no es tan cierta.

“Hay muchos lugares que dependen del agua y, prácticamente, del medio ambiente; si llueve hay agua y si no llueve no hay”, dice.

Explica que el fracking requiere muchísima agua, de millones de metros cúbicos para mantenerse funcionando. Y que el líquido que se utiliza, cuando se regresa, viene mezclado con químicos, “incluso todavía no se conoce cuál es la naturaleza de esos químicos que utilizan porque hace parte de la patente de fracturación y son químicos que en la naturaleza no están disponibles”.

Asegura Gutiérrez que hay evidencias devastadoras en regiones en donde se ha usado la técnica como Texas, Argentina y España en donde los acuíferos cercanos registran altas concentraciones de metano que superan las habituales.

“El gas metano es 84 veces más potente que el Co2, como efecto invernadero. Entonces ellos, hoy, nos ponen en riesgo primero de estar sacando mucho metano, de estar exponiéndolo en la atmósfera, porque no tienen manera de detenerlo. Cuando uno mira las imágenes del fracking, en algunos lugares, esos tipos tienen unas llamaradas prendidas en los tubos tratando de convertir al metano en Co2, en grandes cantidades, pero el resto se sale por esa fractura donde está el agua. Por lo tanto, nos vuelve inútil el agua posterior para ser utilizadas para otras cosas”.

Por último, manifiesta que debe tenerse en cuenta que las grandes petroleras en Estados Unidos han dejado a un lado la técnica porque demanda de grandes inversiones y la rentabilidad no les ha sido muy beneficiosa.

“Entonces, lo que uno termina viendo es que las grandes inversiones que se hacen en el fracking no compensan el tiempo de producción. La pregunta es ¿Quién va a pagar y quien va a compensar el medio ambiente? ¿Quién le va a corresponder? Y eso requiere también de grandes inversiones y eso es lo que también no se ha aclarado”, Dice.

Señala que el pasivo ambiental que genera el fracking no está claro económicamente y se pregunta: ¿Quién lo va a pagar?. “Para el caso nuestro es más rentable y sostenible, trabajar la agricultura que se mantiene siglos tras siglos, mientras que el petróleo es una vaina no renovable que se va a detener en cualquier momento. Este país no puede vivir solo de la minería y menos del petróleo”, plantea.

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