*Desde su misma puesta en operación, hace 11 años, el sistema masivo de transporte urbano de Barranquilla ha ido de crisis en crisis. Los indicadores dan cuenta que se está en el umbral de la quiebra total.
REDACCIÓN EL NORTE
El paro de actividades de 48 horas que, durante los días 15 y 16 de junio, decretaron las dos firmas operadoras del sistema masivo de transporte urbano de Barranquilla, Transmetro, exponiendo entre argumentos que no tenían cómo pagarles la quincena a sus trabajadores, es el más reciente episodio que ratifica la crisis en la que ha venido transitando desde el mismo instante en que sus primeros buses comenzaron a rodar.
Desde entonces, y quizás un poco antes cuando comenzó el debate en la ciudad para replicar el modelo que ya rodaba en Bogotá, con relativo éxito, Transmilenio, impulsado en la administración del entonces alcalde Enrique Peñalosa, se han desempolvado análisis desde sesudos con cifras y pronósticos hasta los simples que ruedan de boca en boca entre los usuarios que son los que reciben el impacto directo del servicio.
En Barranquilla, según el registro histórico de Transmetro, el primer bus moderno del sistema empezó a rodar el 10 de julio de 2010 en la administración distrital de Alejandro Char, después de haber ‘superado’ factores como el de la adecuación de las dos troncales iniciales, la Calle Murillo y la Carrera 46 o Avenida Olaya Herrera, que a la postre dejaron una estela de comerciantes quebrados debido el impacto negativo que representó sobre sus negocios la manera en que fueron construidas ambas; el haber escogido los operadores, básicamente los responsables de aportar el parque automotor; y la definición del establecimiento de tarifas y su recaudo.
En medio de la actual crisis, esencialmente económica, se destacan las voces de los protagonistas, como la de Juan Carlos Calderón Díaz, gerente general de la Alianza Sodis, y directivo de Metrocaribe, uno de los operadores (el otro es Sistur), quien resume que la crisis es producto del incumplimiento de compromisos de parte de las autoridades estatales para garantizar la eficiencia del sistema, entre ellos el flujo de usuarios diarios a movilizar y que es clave en el sostenimiento económico del negocio.
SITUACIÓN INSOSTENIBLE
En ese sentido, los operadores siempre han manifestado que cuando los invitaron al negocio, por parte del Distrito y el Gobierno Nacional, la proyección era que moverían a diario, 334.000 usuarios, lo que sí era atractivo y rentable; sin embargo, lo máximo a que se llegó fue a 150.000 usuarios que permitió cierto margen de operatividad; pero hoy, por efectos de la pandemia del Covid-19 y cuando la cifra solo alcanza los 54.000 usuarios, la situación es insostenible. Se estima que se acumulan perdidas que superan los 100.000 millones de pesos.
Calderón explica que los dos días de parálisis se dieron casi que de manera obligada porque se quedaron sin el combustible para mover los vehículos y sin plata para pagarle a los trabajadores la primera quincena junio y las respectivas primas. “Seríamos irresponsables en salir y decirle a la gente que opere cuando no hay plata para pagarles”, comenta.
Indica que los bancos les cerraron la posibilidad de abrirles créditos para aliviar el flujo de caja, porque no contaron con el respaldo de la Administración Distrital. De paso desmintió que haya sido una estrategia de presión y de alerta al Distrito, incluyendo a los directivos de Transmetro, puesto que la situación ya había sido puesta en conocimiento con días de antelación al gerente general Fernando Isaza.
“No son 8 días, son dos meses y medio de los cuales sufrimos y vivimos con los ahorros y los aportes de los socios, pero los socios ya no pueden aportar un peso más y seríamos irresponsables seguir operando de esta manera”, destaca Calderón, quien también señala que muchos socios que creyeron en el negocio hoy están arruinados.
Aclaró que la cifra de 42.000 millones que menciona el Gerente de Transmetro, que fueron conseguidos ante Findeter por el Distrito, para inyectárselos al sistema es menor, porque la real es 36.072 millones, y permanecen consignados sin poder hacer uso de ellos.
Por último, el directivo de Metrocaribe precisa que no se trata de seguir echándose culpas sino buscar soluciones a corto, mediano y largo plazo, pues de lo contrario seguirían en el plano de las críticas mutuas. “La situación es para sentarnos”, anota.
PROBLEMA DE TODOS
A propósito, Fernando Isaza, gerente de Transmetro, manifiesta que ellos no han sido indiferentes a los problemas económicos, que no son solo de los transportadores de la ciudad, sino de todos los colombianos.
“La Administración viene haciendo todas las gestiones pertinentes para apoyar la sostenibilidad de la operación de Transmetro. Para tal fin, ha dispuesto de recursos por 42 mil millones de pesos desde el inicio de la pandemia, indicó.
Manifestó que el Distrito de Barranquilla dispuso de unos recursos para el sistema, cuya entrega requiere la autorización del Ministerio de Transporte, autorización solicitada previamente.
Ya el funcionario, en dos detallados informes enviados en respuesta a requerimientos del Concejo de Barranquilla, uno el 30 de junio del 2020 y otro el 16 de marzo el 2021, dejaba en evidencia el crítico panorama con base en el comportamiento de los usuarios.
En ellos se destaca la preocupante disminución de los usuarios, sobre todo en los dos últimos años debido a la pandemia por Covid-19, si se tiene en cuenta que el 70 por ciento de sus pasajeros son del sector educativo, en esencia estudiantes.
ESTREPITOSA CAÍDA
A manera de ilustración: En el 2019, Transmetro movilizó 43.297.997 pasajeros; en el 2020, fueron 19.456.854; y en marzo del presente año, el registro iba en 3.139.584 pasajeros.
El alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo Heins, dice que “esta crisis no la podemos solventar poniendo plata de los barranquilleros todos los meses a través de impuestos para pagar un sistema que es menos del 20% del sistema general del transporte de Barranquilla”.
De igual manera, indica que “Transmetro es una sociedad de la cual el Distrito no tiene obligación legal de mantener, ni de salvar en caso de quiebra”, y deja claro que “el 40% de los usuarios pertenece a Barranquilla y el resto a municipios del área metropolitana”.
Pumarejo estima que solucionar los problemas de Transmetro requeriría de una inyección de capital de 1,5 billones de pesos y sumando el compromiso serio del sector público y privado.
Por otra parte, dentro de los pronunciamientos sobre la crisis del sistema se destaca el de la Fundación Protransparencia, a través de su director ejecutivo, Horacio Brieva Mariano, quien advierte causas de la insostenibilidad.
“Lo primero que habría que revisar es que el 27% de cada pasaje vendido va a los bolsillos de unos concesionarios. La empresa que maneja el recaudo, por ejemplo, se queda con el 17% de este pasaje. En otros sistemas masivos del país ese porcentaje por recaudo no supera el 4%. Y Medellín lo hace directamente. Hoy cada pasaje vale 2.500 pesos. O sea, que 675 pesos van a unos privados. Así es imposible sostener el sistema. Pues quedan de cada pasaje vendido 1.825 pesos para atender las exigencias inherentes de la operación”, señala el analista.
Brieva, además, aporta al debate luces de solución, con base en argumentos del economista y especialista en finanzas públicas Francisco Pupo Orozco quien plantea: “1) Reestructurar totalmente el sistema masivo. 2) Liquidar los contratos a las concesiones actuales. 3) Convertir a Transmetro en operadora del sistema. 4) Alquilar los buses a las empresas multinacionales fabricantes. 5) Que Transmetro asuma el recaudo y los costos de mantenimiento de la operación.
“Y agregaríamos que la ciudad tiene que plantearse la ampliación del servicio con la construcción de nuevas troncales”, precisa Protransparencia.
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