octubre 6, 2024

La marca del desalojo en el barrio Las Flores

A diferencia del pasaje bíblico en el que la marca en las puertas con la sangre del cordero protegió a los israelitas de las siete plagas de Egipto, en el barrio Las Flores la marca que están dejando las autoridades es la sentencia de desalojo para esa vivienda, de acuerdo a la explicación que entregan los afectados.

Son letras y números en tinta roja, que la mayoría de los afectados ha decidido borrar, dejando un manchón que no necesariamente les representa exoneración del proceso de desalojo.

Resistencia, protestas, impotencia, y preocupación por un futuro incierto, han sido las consecuencias de la diligencia de desalojo ordenada por la inspectora 14 de Policía Urbana contra 35 familias que habitan en el sector del barrio Las Flores, que hace parte de los 26.660 metros cuadrados de la ciénaga de Mallorquín que la Alcaldía de Barranquilla proyecta recuperar por estar catalogada como zona ambiental protegida.

Es de anotar que la comunidad del barrio Las Flores asegura que son muchas más las familias afectadas, especialmente porque en la mayoría de las viviendas reside más de un grupo familiar.

Esta diligencia de desalojo es el resultado de la querella presentada en el año 2017 por el Distrito Especial, Industrial y Portuario de Barranquilla, para lograr la restitución de esa zona, definida como bien de uso público.

Mediante comunicación oficial dirigida a la opinión pública, la Administración distrital indicó que se han surtido los pasos que contempla el marco legal, incluyendo jornadas de diálogo con las familias asentadas en la zona. No obstante, sin una real solución de vivienda y con un panorama desalentador para brindar a sus familias un techo con las mínimas condiciones habitacionales, la resistencia de la comunidad no se hizo esperar.

Lo anterior generó la presencia del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) que enfrentó a la comunidad con gases lacrimógenos y armas no letales que afectaron a mujeres, niños y adultos mayores que residen en ese sector del barrio Las Flores.

Dos menores de edad requirieron atención médica por los efectos de los gases lacrimógenos, sin consecuencias graves, afortunadamente.

LA COMUNIDAD

“Fue un momento muy feo, yo me estaba ahogando y desmayando, con ese gas me puse mal. Aunque era en la otra calle, mi casa se llenó de humo, además, tenemos niños pequeños y una bebé de dos meses de nacida. Ahora vivimos en zozobra porque no sabemos en qué momento se van a meter otra vez”, relató Rosa María, de 65 años de edad, quien hace 35 años reside en el barrio Las Flores.

Posteriormente, la población inconforme, preocupada y enardecida, protagonizó protestas con el bloqueo de la vía 40, incendió el CAI de la Policía, e intentó derribar la estatua que se encuentra en la rotonda ubicada en la vía 40 con circunvalar, acciones que fueron controladas por la reacción policial, de acuerdo a la información entregada por el comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, general Diego Rosero.

Una de las afectadas con la diligencia de desalojo es Ana, aunque su vivienda no está ubicada en el primer sector intervenido por las autoridades, sí vivió los efectos de los gases lacrimógenos utilizados por el Esmad.

“Han vulnerado nuestros derechos y el de los niños. Yo soy una mujer que sufre del corazón, y de los pulmones, me puse muy mal cuando tiraron esos gases, tuve que trasladar a mis hijos a otro lugar del barrio para que no los afectara el humo y me quedé aquí al pie del cañón porque tampoco puedo abandonar mi casa. Aquí tenemos nuestra vivienda, nuestro trabajo, no podemos salir de la noche a la mañana, hay familias con dos tres y hasta cinco hijos”, sostuvo.

Afirmó, así mismo, que “no es la manera como han llegado a sacarnos, tienen que dialogar y llegar a un acuerdo, no es con la fuerza. Si no nos dejan otra opción uno tiene que luchar con todas las garras porque uno no se puede quedar sin casa, sin hogar, sin donde estar”.

Ana es hija y nieta de pescadores que se ganan la vida trabajando en Puerto Mocho, nació y creció en el barrio Las Flores y tiene 6 años de vivir en el sector señalado para la recuperación de la ciénaga de Mallorquín.
Reclamó, igualmente, la presencia del Alcalde y el Presidente. “Cuando estaban en campaña el Presidente y el Alcalde entraban aquí buscando votos, y nos trataban de hermanos, sobrinos y tíos. ¿Dónde están ahora?”.

ARRIENDO POR TRES MESES

La solución inmediata que les plantea la Alcaldía de Barranquilla es entregarles un millón quinientos mil pesos ($1.500.000) con la finalidad de cubrir tres meses de arriendo para, posteriormente, evaluar individualmente cada caso y revisar la posible aplicación a los programas de subsidios.

Este panorama lejos de generarles tranquilidad, les ocasiona gran preocupación porque la aplicación al subsidio de vivienda no es garantía de acceder al mismo y, luego de los tres meses de arriendo que garantiza el gobierno local, la suerte de estas familias resulta ser incierta.

SUSPENSIÓN DE DESALOJO

La continuidad del proceso de desalojo, que habían anunciado a los afectados para el lunes 26 de julio, fue suspendida por parte de la Alcaldía de Barranquilla. En esa fecha se realizó una reu-nión entre la comunidad y funcionarios de la Administración distrital para dar a conocer oficialmente la suspensión de la diligencia hasta nueva orden, más no la terminación del proceso de recuperación de la ciénaga de Mallorquín.

Por lo anterior, las personas que habían tenido que salir de sus viviendas retornaron a las mismas, a excepción de Misael Martínez y Ebys Martínez, quienes no tienen esa opción porque sus casas fueron totalmente destruidas y perdieron la gran mayoría de sus enseres durante la diligencia.

Afirman los afectados que el Distrito enviará peritos para valorar los daños ocasionados ese 22 de julio y les presentaron excusas por los atropellos recibidos durante el procedimiento.

LLAMADOS A DESISTIR

La Alcaldía de Barranquilla subrayó que, a lo largo del proceso y a través de diligencias realizadas por inspectores de Policía del Distrito, se formularon constantes llamados a desistir de construir, rellenar o prolongar el asentamiento, los cuales quedaron documentados en querellas, intervenciones y operativos.

Sin embargo, una joven de la comunidad afectada reclamó la falta de acción por parte de las autoridades en ese momento: “Si ellos vieron que nosotros no podíamos estar en estos terrenos, y vieron que estábamos armando las casas, tenían que parar los trabajos en ese momento, no esperar que nosotros rellenáramos y levantáramos las casas aquí. Ellos saben que nosotros necesitamos esto, no tenemos a dónde vivir. Si quieren que salgamos, deben reubicarnos”.

FAMILIAS VENEZOLANAS

En este proceso de desalojo también se encuentran familias venezolanas, asentadas en la zona. Al respecto, el Distrito afirmó que junto a Migración Colombia se viene trabajando con este grupo poblacional, al que “se le formulará una oferta institucional que incluye posibilidades de empleo y emprendimiento a través del Centro de Oportunidades de la Alcaldía de Barranquilla”.

JÓVENES DE LA PRIMERA LÍNEA

Estas familias del barrio Las Flores reciben el apoyo de los jóvenes de la Primera Línea de Barranquilla. Ellos afirman que acudieron de manera solidaria para respaldar a la comunidad.

“Estamos aquí desde el jueves, nos parece una injusticia lo que hicieron con estas familias al desalojarlas, sin saber para dónde van a coger, dónde van a dormir. Somos de la Primera Línea oficial de Barranquilla, la nueva resistencia”, indicaron.

Expresaron que no participaron en la quema del CAI. “No tuvimos nada que ver con la quema del CAI, nosotros resistimos en la parte interna del barrio, donde están la mayoría de los niños, que es la calle de la ferretería de la entrada”.

También manifestaron su disposición de mantenerse en el sector respaldando el pie de lucha de la comunidad afectada y “por los derechos de los niños, que son nuestro futuro”.

PROYECTO DE BIODIVERCIUDAD

La recuperación de la ciénaga de Mallorquín es uno de los proyectos bandera de la administración del alcalde Jaime Pumarejo en el propósito de convertir a Barranquilla en la primera biodiverciudad del país.

El 15 de junio se dio cierre al proceso de selección abierta para escoger la firma que se encargará de ejecutar el proyecto Ecoparque UF1 Distrito Familiar, en el que se presentaron cuatro oferentes: tres consorcios y una empresa privada.

Esta iniciativa, que cuenta con el apoyo financiero del Banco Interamericano de Desarrollo, está pensada para el disfrute de actividades de contemplación en recorridos ecológicos entre el manglar y el agua de la ciénaga, así como para el avistamiento de aves. Contempla la construcción de un muelle y espacios para las prácticas del ecoturismo y excursiones.

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