El director ejecutivo de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, compartió este lunes sus apreciaciones sobre el aumento del salario mínimo en el contexto de una reunión con la comisión permanente de concertación de políticas salariales y laborales. El director inició su intervención con las cifras más recientes del mercado laboral, en donde la tasa de desempleo continúa en un 12,8% del total de la población económicamente activa, lo que implica que Colombia aún tiene 700 mil empleos menos que en 2019 y cerca de 500 mil desempleados más.
Posteriormente, Luis Fernando Mejía mencionó los elementos claves que se deben tener en cuenta en la negociación del salario mínimo. “Por un lado, es importante mantener el poder de compra del salario mínimo, lo que implica que debe reconocerse al trabajador el aumento en el costo de la canasta familiar en este año vía la inflación, que estimamos será del 5,3%. Por otro lado, también debe reconocerse al trabajador el aporte que hace al aumento de la producción a través de crecimientos de la productividad laboral. Nuestros cálculos indican que la productividad laboral se expandió un 2,2% este año. La suma de estos dos elementos permite concluir que técnicamente el salario mínimo debería aumentar un 7,5% el próximo año, con un rango que podría estar entre el 7 y 8%,” indicó el director de Fedesarrollo.
A continuación, el director ejecutivo expresó su preocupación por un aumento del salario mínimo que esté muy por encima de la suma de la inflación y el crecimiento de la productividad laboral. “Un aumento del salario mínimo muy por encima del 7,5% pondrá en riesgo la recuperación del empleo formal, especialmente en aquellos sectores económicos que aún no han retornado a sus niveles prepandemia, como el de la construcción, y en aquellos municipios de ingresos bajos y medios, especialmente los rurales, en donde la incidencia de la informalidad laboral supera ampliamente la ya excesiva tasa del 63% en el total nacional”, afirmó Luis Fernando Mejía.
En efecto, de acuerdo con el director de Fedesarrollo, es preciso tener en cuenta que no solamente una enorme mayoría de los ocupados en Colombia son informales, sino que también cerca de la mitad de los ocupados en el país, 10 millones de personas, tienen ingresos inferiores a un salario mínimo. “Aumentos grandes del salario mínimo pondrán barreras más altas para esos 10 millones de colombianos con ingresos inferiores a un salario mínimo que quieren dar el salto hacia un empleo formal”, dijo el director ejecutivo.
Además, el aumento en los costos laborales, sin un aumento consecuente en la productividad laboral, pondrá presiones adicionales al alza de los bienes y servicios, lo que tendría un impacto adicional en la inflación en los primeros meses del próximo año. Según el director de Fedesarrollo, “existe un riesgo grande de que esos mayores costos laborales se le trasladen al consumidor a través de mayores precios, especialmente en los sectores económicos con márgenes bajos, como el comercio, o aquellos en los que los niveles de actividad siguen por debajo de los observados en 2019”.
En el cierre de su intervención, el director ejecutivo afirmó: “hago un llamado al sentido de responsabilidad de todos los que hacen parte de esta importante mesa de concertación. No solamente se debe velar por los intereses de los empleados formales, a quienes es preciso mantener su poder adquisitivo y retribuirles su esfuerzo en el aumento de la producción, sino también por los de los millones de ocupados informales y desempleados que infortunadamente aún se encuentran excluidos del empleo formal”.
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