octubre 13, 2024

EDITORIAL: No arriesgar estabilidad del sistema eléctrico

Por SANTOS SUÁREZ BADILLO
Director de EL NORTE y elnorte.com.co

Las energías renovables no convencionales se vienen abriendo paso en Colombia con el apoyo decidido del gobierno y la participación de privados, quienes ven en esta alternativa muchas bondades por el tema medioambiental y una atractiva oportunidad de negocios rentable y duradera.

Las cifras señalan que de 50 megavatios, el país pasará este año a producir 2.500 megavatios de energía con los vientos y el sol como fuentes de generación.

El optimismo es desbordado para muchos por el papel protagónico de esta clase de recursos en el proceso que busca mitigar la emisión de gases de efecto invernadero, pero la realidad nos indica que más bien hay que ser moderados y realistas.

La actual canasta energética de Colombia, compuesta 70% de energía hidráulica (generación con agua) y 30% térmica (generación con gas, carbón y combustibles líquidos) es una de las más limpias y confiables del mundo. Gracias a la energía térmica se han sorteado con éxito dificultades climáticas, que con un escenario diferente, hubiesen apagado al país.

El actual es un sistema energético robusto que garantiza suficiente energía para los usuarios residenciales y todo el aparato productivo que mueve la economía. Pretender resquebrajarlo con la introducción acelerada de las renovables no convencionales, sería un error que tendría consecuencias muy complicadas.

Hay una razón muy sólida para tal planteamiento y es que tanto la energía eólica como la solar son intermitentes, y por lo tanto no garantizan ni continuidad, ni mucho menos confiabilidad. Por ello se hace necesario aplicar el principio de la complementariedad.

La idea es que sin el desmedro de las termoeléctricas, las fuentes renovables no convencionales sean un complemento muy importante para contar con una canasta más diversificada.

Vale señalar que sin las plantas térmicas, en al menos tres fenómenos de El Niño o intensas sequías que se registraron en los últimos años, el país se hubiese visto afectado con racionamientos eléctricos.

Otro hecho clave a tener en cuenta es lo sucedido en Europa, al igual que en China, Chile y el Estado de California, donde se registran problemas de generación y suministro de energía en sus procesos de mutación a las renovables y tuvieron que retornar a las plantas termoeléctricas.
Por ello lo más recomendable es que el proceso de transición energética en Colombia se haga con los pies sobre la tierra, gradual, con extremo cuidado para no arriesgar la estabilidad del sistema eléctrico.

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