octubre 6, 2024

Aunque tuvo un retroceso en sus niveles de ingreso, Barranquilla ha logrado reducir desigualdad

Los indicadores que miden la desigualdad de ingresos, conocidos como Gini y Palma, han presentado trayectorias diferentes en varias ciudades capitales del país. En Barranquilla, Bucaramanga, Pereira y Cartagena los tiempos en los que la desigualdad se redujo fueron distintos, según lo concluye un estudio de la Universidad del Rosario y Universidad Tecnológica de Bolívar.

“En Barranquilla los indicadores que miden desigualdad de ingresos –Gini y Palma- se han reducido de forma gradual y sostenida hasta el año 2018. Bucaramanga también tuvo un buen ritmo de reducción hasta 2016, llegando a tener el Gini de Uruguay, el país menos desigual de América Latina”, dijo Silvia Otero Bahamón, profesora de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, al presentar los resultados de la investigación titulada Ciudades desiguales: Retos y soluciones para las desigualdades urbanas en Colombia y América Latina”.

“Pereira se estancó completamente, pero a partir de 2013 tuvo un descenso aceleradísimo en la desigualdad de ingresos, alcanzando incluso a Bucaramanga. Cartagena es la ciudad analizada con menor éxito: su desigualdad de ingresos fluctúa y por la mayor parte sufre un estancamiento”, explicó la profesora Otero.

Según el análisis, en Barranquilla desde el año 2013, la desigualdad se redujo en gran medida porque los ingresos laborales de los más pobres crecieron a mayores tasas, mientras que los ingresos del 10% más rico se estancaron en el tiempo. Lo mismo ocurrió en Pereira. En Bucaramanga la tendencia fue un poco distinta porque los más ricos también mejoraron sus ingresos. La diferencia se dio en las extraordinarias tasas de crecimiento de los ingresos laborales de los más pobres hasta el año 2014.

En el caso de Barranquilla, el director del Dane, Juan Daniel Oviedo, afirmó esta fue una de las ciudades que tuvo un cambio trascendental en su fenómeno de distribución de ingresos. En el caso de la incidencia de la pobreza monetaria, la brecha promedio que tenía la ciudad frente al total nacional se redujo en el año de pandemia, pasando más barranquilleros a esa condición de pobreza.

Esto se explica porque la ciudad tuvo la mayor exposición a la informalidad, por la sobre dependencia que tiene en actividades de comercio y transporte informal, que al ser actividades que prácticamente cerraron en la pandemia, obligó a un retroceso de ingresos de los ciudadanos.

“Un retroceso de ingresos que se vio en este caso en particular corregido en el año 2021 con un incremento del ingreso per-capital en términos reales… La persona que está en el 20% más vulnerable de distribución de ingresos tuvo una recuperación del 45.5% de ese ingreso en términos reales, el cual fue prácticamente asociado a las rentas laborales”, precisó el funcionario.

Aseveró: “Esto significa que existe una importante correlación explícita entre las prevalencias de informalidad y de las actividades económicas que genera ese empleo informal sobre la posibilidad de que rápidamente en el año 2021 las personas de Barranquilla salieron a vender fritos, a vender butifarras, a prestar servicios en mototaxi, a trabajar en ventas informales callejeras. Y por consiguiente esas personas hubieran podido rápidamente recuperar algo de sus ingresos, pero todavía cuando comparamos los niveles de ingresos per cápita de Barranquilla del 2021 contra 2019, presenta una contracción promedio cercana al 13%”.

Oviedo afirmó que las ayudas institucionales han sido efectivas para mejorar esas condiciones de ingresos, pero no necesariamente son las verdaderas fuentes de corrección de las condiciones de empleabilidad en la capital del Atlántico.

De acuerdo con los datos, Barranquilla pasó del 41.2% de su población expuesta a pobreza monetaria al 35.7%, una reducción de 5.5 puntos porcentuales. El Dane explica que esa reducción se dio por la recuperación de empleo informal en la parte baja de la distribución de ingresos y que si no se hubiera visto una inflación tan marcada, la reducción hubiera sido de 7.5 puntos porcentuales por el efecto crecimiento.

Sostuvo que la inflación de alimentos desde el mes de abril y mayo de 2021 llevó a que, junto con la inflación de servicios públicos en Barranquilla, donde la electricidad fue y ha sido determinante en el comportamiento inflacionario, esa caída tuviera que aguantarse por un freno que le pone 3.1 p.p. de comportamiento de los precios de la canasta alimentaria y no alimentaria que mide la pobreza.

“Aquí se ve posiblemente, una mayor equidad precisamente porque a todos les fue igual de mal, que es el resultado que vemos en este caso en particular cuando vemos la evolución del coeficiente de Gini de Barranquilla que pasó de 0,49 a 0,46”, manifestó el director del Dane.

Oriana Álvarez, directora de Fundesarrollo, quien participó en la presentación del estudio aseguró que Barranquilla debe mejorar la calidad y la pertinencia de la educación para seguir reduciendo las cifras de desigualdad.

Agregó que es necesario seguir capacitando a la población con menores oportunidades de ingreso a la educación superior teniendo en cuenta las nuevas necesidades del mercado laboral.

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