Por estos días es una verdadera tortura transitar por la Circunvalar de Barranquilla, desde el puente de la Carrera 38 hasta el puente de la Cordialidad. Gran parte de este largo tramo se encuentra literalmente destruido.
Allí comenzaron trabajos de mantenimiento que el contratista inició destapando la vía para luego colocarle el asfalto nuevo, pero esta segunda fase se ha demorado en arrancar y las fuertes lluvias han deteriorado severamente la estructura.
Hoy la Circunvalar está llena de gigantescos cráteres que hacen lentísimo el tránsito de vehículos, provocando larguísimos y prolongados trancones.
Además, los grandes huecos, muchos de los cuales están llenos de aguas lluvias estancadas, cada vez crecen más y están generando daños en los carros que por miles transitan por allí, especialmente a camiones y volquetas.
Lo que está por ocurrir es un colapso de esta vía que es clave para la movilidad entre las zonas oriental, occidental, sur y la conexión norte-sur de Barranquilla, al igual que para los parques industriales ubicados en esa parte de la ciudad.
El gobierno distrital debe tomar cartas en el asunto en el menor tiempo posible y con el contratista acelerar las obras, comenzando por reparar los sitios que hoy se encuentran literalmente destruidos.
En la medida en que se demoren los trabajos y arrecie la ola invernal, seguirán apareciendo los cráteres que serán incontables y provocarán el cierre de este tramo de la Circunvalar, lo que sin duda generaría un caos vehicular sin precedentes en la capital del Atlántico.
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