enero 25, 2025

Razones para no ir tan rápido en desechar combustibles fósiles

Por SANTOS SUÁREZ BADILLO
Director de EL NORTE

Lo hecho por el gobierno de Iván Duque para fomentar la producción y uso de energías renovables no convencionales como la eólica y solar, que complementan las fuentes hidráulica y térmica, se constituye en un paso realmente importante en el proceso de transición energética del país.

Estos esfuerzos resultan claves para que Colombia consolide una matriz cada vez más diversificada que ratifica al sector eléctrico nacional como uno de los más sólidos del mundo.

Gracias al trabajo mancomunado de los sectores público y privado, entre los proyectos terminados, en ejecución y asignados, el país tiene asegurados más de 2.800 megavatios de energía renovable no convencional para el cierre de 2022. En 2018 tenía 28 megavatios.

Teniendo en cuenta lo planteado en su campaña, lo que se prevé en el entrante gobierno de Gustavo Petro es el fortalecimiento y aceleración de este proceso, encaminado a la sustitución de combustibles fósiles como el petróleo, gas y carbón, por fuentes limpias no convencionales para producir energía, como el sol y el viento, que se complementen con el agua.

Sin embargo, no está suficientemente clara la velocidad que le imprimiría a esta medida, si se tiene en cuenta lo que implicaría en términos de recursos que dejaría de percibir en el corto y mediano plazo, que resultan muy importantes para la financiación de su gran prioridad, que son los programas sociales.
Cifras de la Asociación Colombiana de Minería, ACM, aseguran que sólo en el 2022 el gobierno colombiano recibirá cerca de 9 billones de pesos en regalías e impuestos provenientes mayoritariamente del petróleo y carbón.

Lo anterior quiere decir que de mantenerse esta tendencia de ingresos por tal concepto, durante los cuatro años de Gustavo Petro, percibiría cerca de 36 billones de pesos provenientes del señalado sector.

Pero no es solamente el tema económico lo que podría incidir en las decisiones del nuevo presidente en este frente, sino también el real impacto ambiental del uso de estos combustibles en el país, comparado con las naciones más contaminantes. Colombia sólo aporta el 0.3 por ciento de las emisiones de Dióxido de Carbono en el mundo, muy distante de China, con el 30,7%; Estados Unidos, 13,8%; Unión Europea, 7,9%; India, 7,1%, Rusia, 4,6% y Japón, 3,2%, entre otros.

Petro tiene una profunda convicción de lo ambiental, en desarrollo de lo cual trabajará en la transición energética para descarbonizar y despetrolizar la economía colombiana y de esa manera contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que mitiguen el calentamiento global, pero las razones antes señaladas son motivo de reflexión, y es probable que generen algún tipo de variación en lo inicialmente previsto por el primer presidente de izquierda de Colombia.

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