Los testimonios, en torno a 303 ‘falsos positivos’, que dieron exoficiales de alto mando militar a la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, en la audiencia de reconocimiento cumplida la semana pasada en Yopal, Casanare, fueron insumo de analistas que coinciden en que el expresidente Alvaro Uribe Vélez tiene parte de responsabilidad, porque ese método hizo parte de su estrategia denominada ‘seguridad democrática’.
Igualmente, llamó la atención la posición expuesta en torno al tema por el diario capitalino El Espectador, a través de su editorial principal.
De las múltiples manifestaciones llamó la atención la del exmagistrado auxiliar de la Corte Constitucional y constitucionalista, Rodrigo Uprimy, quien no se fue por las ramas, y dio pie para que el exmandatario, a través de uno de sus abogados, Jaime Granados, se pronunciara.
La columna de Uprimy, ‘Los falsos positivos, la JEP y Uribe’, plantea que “los casos de falsos positivos en Colombia fueron más de 6.400 lo cual significa que esos crímenes duplicaron los asesinatos y desapariciones cometidos durante los 17 años de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile”.
El jurista sugiere la posible responsabilidad de mando del señor expresidente Uribe “porque cumple con los tres requisitos para que así sea declarado por el Derecho Internacional”.
Se basa en tres puntos básicos
Lo anterior se refiere a tres puntos básicos: Álvaro Uribe tenía mando efectivo sobre la fuerza pública; tenía información disponible sobre la ocurrencia de estos crímenes. Sobre esto existen constancias sobre los reportes de la Alta Comisionada de Naciones Unidas, desde 2004, hablando de las ejecuciones extrajudiciales por parte de militares durante el gobierno Uribe; y no tomar medidas para evitar estos crímenes. Las primeras decisiones del entonces Presidente fueron tomadas en 2008 cuando llamó a calificar servicios a 11 generales y 3 coroneles.
Sin embargo, Uprimy explica que “aún si se concluyera que no existió responsabilidad penal del entonces Mandatario, es evidente su responsabilidad moral y política”.
Lo que dice abogado del expresidente
En defensa el expresidente Álvaro Uribe salió uno de sus abogados, el penalista Jaime Granados que en un comunicado aborda aspectos más personales contra Rodrigo Uprimy, al tiempo que lanza dardos con el expresidente Juan Manuel Santos, pero evita referirse a los testimonios de los militares en la audiencia de la JEP en Yopal.
En cuatro de los cinco puntos del comunicado, Granados se refiere a lo que considera protección de parte de Uprimy hacia el expresidente Santos. El cuarto punto dice: “Que casualidad que oculte el constitucionalista-contratista Uprimy que Juan Manuel Santos fue quien informó al Presidente Uribe y no al revés de las circunstancias de posibles involucramientos de 27 altos oficiales y que bajo esa sospecha fue el Presidente Uribe quien ordenó que todos ellos fueran separados de las Fuerzas Militares”.
Busca desviar la atención
Ante el comunicado del abogado Granados, Uprimy se pronunció desde su cuenta de X: “El comunicado de Jaime Granados, abogado del expresidente Uribe, busca desviar la atención de mi análisis en mi última columna sobre la posible responsabilidad jurídica y la clara responsabilidad moral y política del expresidente en los falsos positivos esencialmente con un ataque personal en mi contra, pero sin refutar para nada mi argumentación”.
Agrega que “esta constatación sería suficiente para desestimar ese comunicado por incurrir en la típica falacia ad-hominem, que consiste en descalificar un argumento, atacando a quien lo emite, en vez de rebatir la sustancia del argumento. En efecto, incluso si fuera cierto todo lo que Granados dice y sugiere de mí, eso no invalidaría mi argumentación sobre la responsabilidad del expresidente. Pero en realidad casi todo lo que dice Granados en mi contra no es verdad y el punto en que dice algo cierto, en realidad es irrelevante.
La posición de El Espectador
De manera paralela a la controversia que se ha presentado entre el expresidente Álvaro Uribe, su abogado Jaime Granados y el constitucionalista Rodrigue Uprimy, también está en debate el editorial que publicó el Espectador, el domingo, titulado ‘Señor expresidente Uribe: no pretenda confundir’, y en el que señala que “la agresividad y negación del expresidente Uribe contrastan con la realidad de las audiencias de reconocimiento de responsabilidad”, en relación a un documento que dio a conocer el exmandatario luego de los testimonios de quien fueron sus militares subalternos.
“La batalla del expresidente Álvaro Uribe Vélez por destruir la necesaria labor de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) es un error histórico que enloda su legado como líder político. Su respuesta al reconocimiento que dos decenas de militares hicieron ante los tribunales de paz sobre ejecuciones extrajudiciales cometidas durante su administración está llena de tergiversaciones y argumentos problemáticos; pero, sobre todo, se trata de un acto de agresión al intento por construir una justicia transicional que le aporte al país”, dice el editorial.
También manifiesta que “las víctimas, en primera fila, han podido mostrar su frustración, su dolor y también su alivio al ver que sus reclamos de tantos años por fin están siendo reconocidos”.
“En síntesis, el expresidente Uribe se defiende con tres argumentos. El primero es que en su gobierno se obtuvieron resultados en la disminución de homicidios, así como logros en la lucha contra el narcotráfico y las guerrillas. ¿Y? Eso no justifica que, en el marco de la seguridad democrática, haya habido un aumento descontrolado de ejecuciones extrajudiciales y luego un intento desde los niveles más altos del Estado para silenciar a las voces que lo denunciaban”, señala la publicación.
De igual manera cuestiona otro argumento del expresidente Álvaro Uribe en el asegura que el diseño de la JEP estimula, en aras de la libertad, a reconocer incluso delitos no cometidos. “Esa tergiversación de la realidad es preocupante. Y más que eso, rayan en la canallada cuando el expresidente agrega que ‘este diseño también facilita presentar como inocentes a quienes estaban delinquiendo, así sus familias no lo supieran’. En lugar de bajar la cabeza con respeto y contrición, Uribe escoge insistir en negar la barbarie y el sufrimiento de tantos colombianos”.
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