- Componente de pérdidas no debe pagarlo el usuario. Deberían asumirlo el Gobierno Nacional de manera compartida con Air-e y Afinia, Gobernaciones y Alcaldías.
- Por SANTOS SUÁREZ BADILLO
- Director de EL NORTE y elnorte.com.co
Lo que está ocurriendo con las altísimas tarifas de energía en la región Caribe se hace cada vez más grave, y todo apunta a que en cualquier momento se viene una explosión social para presionar una solución que hoy no se vislumbra.
Especialmente en los departamentos donde Air-e presta el servicio, es decir, Atlántico, Magdalena y La Guajira se han venido dando señales por parte de la cada vez más enojada ciudadanía, de la gestación de un movimiento masivo en contra de esta empresa, considerada una de las más impopulares del país.
Los ataques a instalaciones de la compañía, cierres de vías y atentados contra la integridad física de algunos de sus contratistas, son demostraciones de un descontento cada vez más creciente y agresivo. Y lo propio ocurre en Córdoba, Sucre, Bolívar y Cesar, con el operador Afinia.
Y es que el desespero y la impotencia son el denominador común de los usuarios cuando les llega el recibo de la luz. Un hogar de estrato dos que pagaba hace un año $250.000, después de varios meses y sin justificación de consumos excesivos, hoy el valor le subió a $1.170.000. Así hay cientos de miles de casos en todos los estratos.
Este caso que colocamos como ejemplo tiene el ingrediente que supuestamente el usuario consumió 1.102 kilovatios, cuando su promedio en los últimos seis meses fue de 582, es decir, una variación fuerte que deja entrever la ocurrencia de un hecho irregular.
Además, se da justamente cuando en la Bolsa de Energía el valor del kilovatio-hora, que llegó a estar en $1.500, en la actualidad está en algo más de $500, es decir, que en los últimos meses ha registrado un importante descenso.
El desespero de los usuarios
En el caso de Atlántico, Magdalena y La Guajira, la empresa Air-e con sus elevadísimas tarifas, se ha convertido en la mayor pesadilla de sus habitantes. Sin entrar en exageración, esos altos costos no los están dejando conciliar el sueño.
En medio de un escenario de contracción de la economía, cuando en un hogar llega un recibo de luz tan costoso, sus integrantes literalmente entran en un estado de desesperación y casi de pánico, porque para que no les corten el servicio se ven en la necesidad de sacrificar vestuario, calzado, educación, recreación y hasta comida.
Es tal la situación que ya casi nadie enciende por las noches los focos de la terraza de su casa, ni del patio y en muchas ocasiones ni de la sala, tratando de reducir al máximo el consumo de energía. Es decir, la oscuridad se ha tomado barrios de ciudades y pueblos tratando sus habitantes de ahorrar algo. Pero ni así dejan de venir los caros recibos.
Lo anterior significa que por las excesivas tarifas de energía la calidad de vida de millones de hogares en la Costa Caribe se ha venido deteriorado significativamente.
Sentimiento de impotencia
Ante lo que viene ocurriendo con las tarifas elevadas de energía, los costeños en general se sienten impotentes, por cuanto no hay nada ni nadie que los defienda de lo que consideran exagerados abusos de estas compañías.
Acudir a la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios ya no se considera una opción con posibilidades de solución al problema, porque esta entidad cada vez es más débil, sin capacidad de gestionar alternativas de solución y funciona solamente como un ente burocrático silencioso.
Es decir, a la ciudadanía no le inspira ni credibilidad, ni confianza, ni respeto, porque no da muestra alguna de defender los intereses de los usuarios.
Lo que hay que hacer para bajar las tarifas
Han habido reuniones o cumbres de gobernadores y congresistas con el gobierno en busca de salidas al problema. Técnicamente hay un componente que hace parte de la tarifa, llamado pérdidas, que contribuye a encarecer el servicio.
Se trata de las pérdidas que afectan a los operadores Air-e y Afinia, y son: el robo de energía y las llamadas técnicas. Este componente lo pagamos los usuarios, es decir, quienes no robamos energía tenemos que pagar la que se roban otros. Esto dispara el recibo.
Esta medida se adoptó en el gobierno de Iván Duque con el apoyo de los congresistas de la Costa, para hacer atractivo el negocio de la distribución de energía y de esa manera lo pudieran comprar y asumir los dueños de Air-e y Afinia, en reemplazo de la antigua Electricaribe. Todo esto fue apoyado también por algunos alcaldes y gobernadores de entonces, de ciudades y departamentos de la región.
Los encuentros y cumbres que se han desarrollado con presencia de autoridades locales y nacionales para buscarle salidas al gravísimo problema no han arrojado resultados favorables hasta ahora. Los gremios económicos también han planteado alternativas, que al parecer no han sido escuchadas.
Al margen de quién o quiénes las hayan planteado, una de las soluciones pasa porque el Gobierno Nacional se meta la mano al bolsillo para subsidiar el componente de pérdidas que debe ser eliminado de la fórmula tarifaria.
Quiere decir, que esa plata que están cobrando en el recibo para subsanar lo que pierden Air-e y Afinia por el robo de energía, debe dejarla de pagar el usuario y ser asumida en gran parte por el nivel central del gobierno, y si es posible, una parte, por Gobernaciones y Alcaldías, y otra por las mismas empresas. Ahí habría un alivio importante para los costeños, y sería un primer paso con efectos inmediatos.
Lo otro es más complejo, y tiene que ver con las variaciones de precios que se dan en la cadena energética por situaciones climáticas como el actual fenómeno de El Niño, que impactan la tarifa.
En ese sentido designar a todos los expertos de la CREG en propiedad ayudaría para establecer medidas rigurosamente técnicas que favorezcan al usuario sin afectar a generadores, transportadores, comercializadores y distribuidores. Y para este escenario no sería descabellado pensar en más subsidios de parte del gobierno.
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