Dos factores incidirán para que la demolición o proyecto de deconstrucción del viejo Puente Pumarejo, se siga dilatando y por consiguiente esa estructura continuará en pie por largo rato e impidiendo un mayor desarrollo del Atlántico y la región.
Uno de ellos es que ahora se requiere contar con licencia ambiental para la ejecución de estos trabajos, que debieron haberse hecho poco tiempo después de la construcción del nuevo puente sobre el río Magdalena.
La dirigencia del sector portuario de Barranquilla y autoridades del Atlántico en general, estaban confiadas en que con la licencia del proyecto de construcción del nuevo puente ya no se requería otra para demoler la antigua estructura, pero no es así de acuerdo a lo indicado por el Instituto Nacional de Vías, Invías.
Ahora hay que esperar que se surta este trámite, que por experiencias anteriores lo más seguro es que se demore varios meses y con ello siga sin iniciarse la demolición.
No hay suficiente plata
El otro factor es el económico, por cuanto si bien el Gobierno Nacional dispone de una partida para financiar el proyecto, esta plata no alcanza según los estimativos técnicos que se tienen del valor de los trabajos.
El Ministerio de Transporte ha dispuesto de 54 mil millones de pesos para la demolición, pero se requieren más de 120.000 millones de pesos, lo que significa que falta más de la mitad para garantizar la plena financiación del proyecto.
Cuando se construyó y fue puesto en servicio el nuevo Puente Pumarejo sobre el río Magdalena, se pensó que de inmediato vendría la demolición de la antigua estructura para permitir el paso de grandes embarcaciones aguas arriba del río Magdalena; pero eso no ha sucedido.
El viejo puente continúa en pie después de cuatro años de haberse inaugurado su reemplazo, lo que ocurrió el 20 de diciembre del 2019.
Tanto en la administración del entonces presidente, Iván Duque, como la del actual gobierno de Gustavo Petro, lo que ha habido es una indefinición sobre este tema, al que le salen ahora los señalados inconvenientes.
El efecto negativo de no demoler
La indefinición reinante en este tema genera consecuencias negativas, siendo una de ellas que la vieja estructura no permite el paso de grandes embarcaciones a lo largo del río Magdanela después del nuevo puente.
Ese hecho sigue aplazando la concreción de grandes inversiones en otros proyectos de desarrollo en diferentes áreas, y desde ya afectan a las que ya se hicieron tanto del lado del Atlántico como del departamento del Magdalena, tal como lo asegura el dirigente portuario Clemente Fajardo.
“Las demoras en la demolición, por lo menos parcial, del viejo puente Pumarejo está afectando inversiones importantes que se han realizado río arriba, tanto del lado del Atlántico como del lado del departamento del Magdalena y las cuales ascienden a más de 200 millones de dólares”, aseguró.
“Tanto la exigencia de una licencia ambiental como el aplazamiento de la deconstrucción afecta esas inversiones y por eso le hemos pedido en múltiples reuniones al Invías y al Ministerio de Transporte que se avance en ese tema”, agregó.
La duración del proceso
Por su parte, Lucas Ariza, director de Asoportuaria, ha dicho que “todo el proceso dura dos años y cinco meses, y unos cuatro o cinco meses son de aprobación de la licencia, pero como hemos dicho, debe ser un trámite relativamente corto porque ya existe una licencia para la construcción del nuevo puente y en ese momento se contemplaba también la demolición de la vieja estructura”.
El Invías ha precisado que en desarrollo de los trabajos técnicos, se ha previsto quitar pedazo por pedazo del viejo puente e ir colocándolos en una barcaza para evitar que caigan al río; es decir, que será desmontado placa por placa para evitar implosión.
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