La densidad no atenta contra la calidad de vida de la ciudad. Al contrario, la densidad en un proyecto habitacional impulsa la convergencia de servicios a esa zona, lo que beneficia a miles de familias.
Así lo viene demostrando Ciudad Mallorquín, el desarrollo urbano diseñado para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, acercándolos a sus lugares de trabajo, instituciones educativas, comercios, servicios de salud y opciones de entretenimiento. Esta proximidad reduce significativamente los tiempos y costos de desplazamiento, permitiendo a las personas aprovechar mejor su tiempo y disfrutar más de cada momento del día.
La planificación del proyecto también impulsa el desarrollo de servicios esenciales para la comunidad. La apertura de una sede de compensación familiar, un centro comercial y una estación de servicio, entre otros, refleja el bienestar creciente en la zona. Además, la optimización de las redes de servicios públicos existentes evita la necesidad de nuevas inversiones en infraestructura, fomentando un crecimiento más eficiente y sostenible para la región.
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