Fundesarrollo y Barranquilla Cómo Vamos reafirmaron su compromiso con el desarrollo económico sostenible de la ciudad, resaltando la importancia de una gestión fiscal responsable que impulse a Barranquilla como un referente de competitividad a nivel nacional e internacional.
En ese orden de ideas cuestionaron que el Concejo Distrital de Barranquilla aprobara una modificación al Estatuto Tributario presentada por el alcalde Alejandro Char, que incluye un incremento en las tarifas del Impuesto de Industria y Comercio (ICA), con el objetivo de financiar el Plan de Desarrollo 2024-2027.
Entre los sectores que se verán impactados por esta medida se encuentran la producción de cervezas y licores, los servicios públicos (excepto energía), la construcción por cuenta propia y las actividades financieras. Este ajuste ha promovido un debate de cómo lograr un equilibrio entre el desarrollo urbano y una carga tributaria sostenible.
“Una de las principales preocupaciones es la frecuencia con la que se ajustan las tarifas del ICA en Barranquilla, que supera a la de otras ciudades del país”, plantean estas entidades.
Dicen que impuestos o tasas sobre los ingresos, como el ICA, no consideran las utilidades que impacta a las empresas, lo que impacta su rentabilidad. “A menos que estas trasladen total o parcialmente el costo al consumidor, lo cual podría generar presión inflacionaria local y afectar la competitividad de la ciudad”, subrayan.
Fundesarrollo y Cómo Vamos plantean que el dinamismo en los ajustes podría deteriorar la percepción de la ciudad como un destino de inversión y competitividad.
Recordaron que en 2023, Barranquilla ocupó el octavo lugar en el Índice de Competitividad de Ciudades (IDC), pero en 2024 descendió al noveno puesto, superada por ciudades como Bogotá, Cartagena, Medellín y Santa Marta.
“Además, algunos de los sectores afectados han experimentado un incremento considerable en sus tarifas, con aumentos superiores al 67%, y casi triplicándose en el caso de la producción de cervezas”, aseguran.
También subrayan que Barranquilla aplica la tarifa máxima permitida para algunos sectores, como la producción de cervezas y las actividades financieras (30 por mil), lo que representa una carga tributaria más alta en comparación con ciudades como Medellín y Bogotá, donde las tarifas para estos mismos sectores varían entre 7 y 11 por mil, respectivamente.
Capacidad económica de los ciudadanos
Otra de sus consideraciones apunta a que el ICA representa el 42% de la carga tributaria por habitante en Barranquilla, y que se espera que, con los ajustes previstos para 2024, esta proporción se mantenga. “Es esencial que cualquier ajuste tributario no solo busque asegurar la estabilidad financiera de Barranquilla, sino que también considere la capacidad económica de sus ciudadanos”, remarcan estas dos prestigiosas organizaciones.
La más reciente Encuesta de Percepción Ciudadana revela una disminución en la satisfacción de los barranquilleros con respecto a la manera en que se gestionan los recursos públicos. En 2022, el 46% de los ciudadanos mayores de 18 años se mostraron conformes con la inversión de estos recursos, mientras que en 2023 este porcentaje descendió al 37,6%.
Dicen que a pesar de los desafíos fiscales, Barranquilla sigue siendo un motor clave para el desarrollo económico de la región Caribe. El objetivo es claro: impulsar un crecimiento económico sostenible que favorezca a todos los sectores de la sociedad y mantenga a la ciudad en una senda de competitividad y progreso.
Propuestas para superar los desafíos fiscales
Fundesarrollo y Barranquilla Cómo Vamos enfatizan la importancia de adoptar estrategias innovadoras que impulsen un crecimiento económico sostenido y promuevan el bienestar de todos los barranquilleros. Para ello, proponen las siguientes acciones clave:
1. Diversificación de las fuentes de ingreso: Barranquilla debe ampliar sus fuentes de financiamiento más allá de los impuestos tradicionales, incentivando sectores emergentes como el turismo, las energías renovables y la economía digital. Esto permitirá reducir la dependencia de los impuestos locales y fortalecer la competitividad de la ciudad.
2. Control del gasto público: Es crucial ajustar el gasto público, priorizando las inversiones en infraestructura y programas sociales que generen un impacto directo en el desarrollo económico. Esto requiere una gestión eficiente de los recursos públicos y una clara asignación a proyectos de alta rentabilidad social.
3. Revisión de las proyecciones económicas: Es necesario revisar las proyecciones del Marco Fiscal de Mediano Plazo de la ciudad, asegurándose de que se ajusten a la realidad económica actual. Establecer metas fiscales realistas y alcanzables permitirá un crecimiento económico sostenible y evitará desajustes en el futuro.
4. Evaluación de la deuda y su rentabilidad: Barranquilla debe utilizar la deuda pública de manera estratégica, destinándola a proyectos de gran impacto económico y social. Esto permitirá generar un retorno positivo sobre la inversión y contribuir al desarrollo de la ciudad a largo plazo.
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