El complejo e incierto panorama económico de Colombia visto por Anif

La economía de Colombia se asemeja hoy a “un rompecabezas difícil de armar”, y para comprender su lógica, es crucial verla como “dos economías” o de “dos velocidades”, según José Ignacio López, presidente de Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif). Además, López advirtió sobre el fin de la era de tasas de interés bajas a nivel global y la imperiosa necesidad de reglas de juego estables para fomentar la inversión.

El análisis de López revela una profunda segmentación en la economía nacional. Por un lado, se encuentra la economía del sector corporativo, que, aunque muestra signos de reactivación este año con mayor demanda y una gradual disminución de los costos financieros, sigue siendo percibida como “muy fría”. Esta parte de la economía lidia con problemas persistentes de seguridad física y jurídica, además de elevados costos financieros.

En contraste, según el presidente de Anif, la economía popular o informal exhibe un dinamismo mayor, con un “termómetro un poquito más alto”. López señaló que este sector se ha beneficiado de factores como precios favorables de productos agrícolas como el café, el cacao y la palma, así como el buen desempeño de productos novedosos como el aguacate. También un importante complemento de ingresos proveniente de remesas que superan los 12.000 millones de dólares.

Se suma a lo anterior, la adopción de nuevas tecnologías y formas de trabajo, incluyendo el trabajo híbrido y la exportación de servicios y los ingresos provenientes de la economía ilegal.

En el Foro Energético Andeg, desarrollado en Barranquilla, el dirigente gremial dijo que esta dualidad se refleja en el crecimiento. “El consumo de la economía está aumentando más del 3%, mientras que la inversión, a pesar de una reciente mejora, sigue estando muy rezagada”, anotó.

De acuerdo con López, un dato revelador sobre la distribución del ingreso para el primer trimestre muestra que, mientras la economía crecía un 2.7%, el ingreso mixto (asociado a pequeñas empresas, a menudo informales) crecía un notable 12%, y los salarios un 3.2%. Por otro lado, el excedente bruto de explotación, que representa las utilidades y costos de los dueños del capital, crecía apenas un 0.9%. “Esta situación está generando más empleo de lo estimado, pero principalmente de tipo informal. Además, la economía relevante para el recaudo tributario crece entre un 1% y un 1.6%, no el 2.7% o 2.5% general”, explicó.

Adiós a las bajas tasas de interés

José Ignacio López fue enfático al señalar que “ese periodo de tasas de interés hiperbajas se acabó”, al menos por los próximos años. Dijo que tras dos décadas de una caída constante de las tasas de interés globales, que incluso llevaron a algunos bancos centrales a operar con tasas negativas, desde la pandemia del Covid-19, las tasas de interés a nivel global se han elevado.

Esto representa un primer reto crucial para la inversión, “los costos financieros en Colombia y el mundo no volverán a los niveles pre-pandemia. Los títulos a 10 años de Estados Unidos, por ejemplo, se mantienen en niveles del 4% al 4.30%, y se espera que las tasas de largo plazo permanezcan altas”, manifestó durante su participación en el panel Por qué invertir en Colombia, desarrollado en el marco del Foro Energético Andeg.

Agregó que a estos costos financieros se suman desafíos idiosincrásicos para Colombia:

  • Mayor riesgo idiosincrásico: Principalmente debido al riesgo fiscal, que ha incrementado la prima de riesgo del país en 150 puntos básicos.
  • Carga tributaria alta para el sector corporativo: Con poco margen de maniobra para reducirla en el corto plazo.
  • Seguridad física y jurídica: López destacó la dificultad de hablar de economía en medio de noticias de atentados, subrayando el efecto adverso de la inseguridad.

Aseguró que para el sector eléctrico-energético, en particular, estos elementos son determinantes.

Finalmente, en un tono que busca optimismo, López sugirió que “mejorar las condiciones de seguridad tanto física como jurídica” y el garantizar la “estabilidad en las reglas de juego” son las mejores acciones para el futuro. Señaló que la discusión regulatoria y las señales contradictorias en el sector energético han generado “más incertidumbre y frenado la inversión”. La estabilidad regulatoria es, por tanto, un factor indispensable para atraer la inversión necesaria a Colombia.