La inseguridad y la extorsión son factores que afectan gravemente a los micro y pequeños comerciantes, entre los que se incluyen los tenderos. Zonas como Soledad y Malambo son mencionadas como focos constantes de esta problemática.
En Barranquilla, las localidades Suroriente, Metropolitana y Suroccidente experimentan la mayor incidencia, zonas donde muchas tiendas cerraron entre 2020 y 2022.
Así lo indicó el presidente de Undeco, Orlando Jiménez, quien dijo que los extorsionistas, además de las amenazas, recurren a disparar a los negocios en múltiples ocasiones para intimidar y presionar a los comerciantes. “Lamentablemente, este año se han registrado tres fallecimientos de asociados, uno de ellos confirmado por las autoridades como relacionado con la extorsión, mientras los otros dos están bajo investigación”, expresó Jiménez.
Indicó que históricamente, el miedo había provocado un subregistro significativo de las denuncias. Sin embargo, gracias a las campañas permanentes de los Gaulas (militar y de policía) en barrios, parques, centros comerciales y plazas de mercado, se ha logrado visibilizar más la problemática y aumentar las denuncias, lo que ha derivado en numerosas capturas.
Además, Jiménez dice que, en los últimos 15 a 20 meses, muchas de las tiendas que cerraron debido a la extorsión han logrado reabrir después de dos o tres meses. De las aproximadamente 100 tiendas que cerraron en este periodo, más del 60% han vuelto a operar.
Los comerciantes atribuyen esta reapertura a la captura de los extorsionistas o al acompañamiento y apoyo directo del Gaula. “Esto es crucial para familias que dependen de estos negocios y que, a menudo, son personas mayores para quienes iniciar otra actividad es extremadamente difícil”, expresó el presidente de Undeco, quien mencionó que, no obstante, otras tiendas permanecen cerradas definitivamente, en especial aquellas afectadas en los años 2020, 2021 y 2022.
Competencia desleal y carga tributaria
El presidente de Undeco habló durante la instalación de ‘El Caribe huela a PAN’, evento que se desarrolla en el Hotel El Prado y donde se capacita y se exploran nuevas tendencias y productos como panes innovadores a base de harina de maíz o batata.
Se refirió además a la competencia que enfrentan las tiendas de parte de grandes capitales extranjeros, específicamente multinacionales como Bimbo y cadenas de supermercados como D1, que han copado espacio a los negocios tradicionales, incluyendo las panaderías. Escenario donde eventos como El Caribe huela a PAN son vitales para fortalecer al sector panificador y garantizar su continuidad.
Otro punto crítico que mencionó son las dificultades tributarias. Jiménez critica que el Estado, a través de diversas reformas, ha venido equiparando las exigencias tributarias para pequeños y grandes comerciantes, lo cual es “muy complejo” y “muy difícil” de cumplir para los primeros. Esta situación, en muchos casos, ha llevado a que los pequeños empresarios opten por cerrar sus negocios cuando la Dian comienza a acosarlos.
En resumen, el sector comercial minorista de la región Caribe se encuentra en una batalla constante contra múltiples frentes. Mientras que los esfuerzos coordinados de las autoridades ofrecen una esperanza tangible en la lucha contra la extorsión, la necesidad de políticas económicas y tributarias más equitativas, junto con el apoyo para afrontar la competencia, sigue siendo crucial para la supervivencia y prosperidad de los pequeños negocios.
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