Captura de carbono en sector energético debe promoverse con políticas públicas y participación del sector privado

La captura y secuestro de carbono es una tecnología probada. De hecho, los datos del Instituto Global de Captura y Secuestro de Carbono evidencian un crecimiento significativo en los últimos cinco años, con un aumento del 57% en proyectos en construcción entre 2023 y 2024.

Así lo planteó en el Foro Energético Andeg que se desarrolla en Barranquilla el experto en mitigación de gases de efecto invernadero en el sector energético, Andrés Pesca, indicando que este desarrollo global está directamente impulsado por las políticas públicas, que cada vez más se enfocan en hacer viables los proyectos de CCUS.

Sostuvo que la experiencia internacional demuestra que el avance de esta estrategia para mitigar el impacto ambiental de la producción energética a base de carbón no es fruto del azar, sino de estrategias gubernamentales claras y decididas.

Pesca, quien tuvo la oportunidad de conocer de cerca la planta Sax Power Boundary Dam —la primera central térmica de carbón en el mundo en implementar CCUS—, destacó varios ejemplos clave:

En Europa, Asia y América

Noruega, líder en el desarrollo de la primera facilidad de captura de carbono offshore en los años 90, impulsada por incentivos gubernamentales.

Estados Unidos, un líder en facilidades de operación y proyectos en construcción y planificación. El principal motor de inversión privada es el incentivo tributario 45Q, considerado el “estándar de oro”.

Este incentivo, fortalecido bajo la administración del expresidente Joe Biden con la Inflation Reduction Act, aumentó la remuneración por el costo del carbono, incentivando a las empresas a desarrollar más proyectos. “Es notable que el incentivo 45Q se mantuvo incluso después de reformas bajo el gobierno Trump”, anotó Pesca.

Brasil se destaca en América por tener uno de los proyectos de captura y secuestro de carbono más grandes a nivel global, asociado a la explotación de hidrocarburos offshore.

Asia, con países como China y Japón, ha desarrollado marcos regulatorios y políticas para incentivar clústeres y hubs de captura y secuestro de carbono. Subrayó que en esta región, el carbón no está “satanizado”, y que de hecho, la política energética japonesa contempla que los combustibles fósiles, incluyendo el carbón, representen un 40% de su energía futura. “China, por ejemplo, está generando captura y secuestro de carbono a un costo de 1 dólar por tonelada”, precisó.

Es una tecnología de alto costo

Andrés Pesca enfatizó que una sola industria no puede apalancar la implementación de esta tecnología debido a su alto costo. “La solución reside en la creación de clústeres industriales, donde diversas industrias se asocien para compartir la infraestructura de captura, transporte e inyección de carbono”, planteó.

Mencionó ejemplos como el Northern Lights (Norn) en Noruega, financiado en un 90 por ciento por el gobierno, que muestran una apuesta decidida para crear facilidades de inyección de carbono para el norte de Europa. “El Reino Unido, por su parte, ha optado por organizar la oferta y demanda de carbono para crear estos clústeres industriales”, agregó.

En este modelo, anotó, la participación del sector privado es fundamental, abarcando desde productores de petróleo y gas hasta transportadores y expertos en la calidad del carbono, ya que la cadena de valor es compleja y no puede ser cubierta por un único proveedor de servicios. “La existencia de una política de largo plazo e incentivos tributarios son esenciales para atraer la inversión privada necesaria”, planteó.

Oportunidades de Industrialización para Colombia

Andrés Pesca ve en esta tecnología una gran oportunidad de industrialización para Colombia. “El país cuenta con reservas de carbón que podrían durar entre 80 y 88 años, y el Instituto Colombiano del Petróleo (ICP) ha identificado capacidades de almacenamiento de carbono en regiones como el Magdalena Medio.

Propuso entonces desarrollar plantas de generación térmica a carbón con tecnología de punta, como los ciclos combinados de gasificación de carbón (ej. Mitsubishi), que proveerían energía firme y contratos de cubrimiento 24/7.

Beneficiar a la industria del acero y el cemento, agrupándolas en clústeres para facilitar la financiación, asegurar un uso para el carbono capturado, como la recuperación mejorada de petróleo o la producción de hidrógeno azul, siguiendo modelos como el de Japón y Australia.

Dado que el gobierno colombiano podría no tener la capacidad de proveer todos los recursos necesarios, Pesca sugirió la creación de zonas francas que permitan que los proyectos que hagan parte de estos clústeres y hubs sean viables.

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