Adelina Guerrero, esposa del ministro del Interior Armando Benedetti, relató los detalles de la diligencia de allanamiento realizada en su residencia por parte de la Corte Suprema de Justicia, un operativo que describió como intimidatorio y denigrante. Guerrero, quien enfatizó que no tiene “ningún vínculo con cuestiones delictivas o judiciales o procesos”, aseguró haberse sentido humillada y maltratada por la magistrada a cargo, Cristina Lombana.
La señora Guerrero, quien solo lleva unos 40 días residiendo en la vivienda, propiedad de Ricardo Leiva, comentó que la diligencia inició cuando ella se encontraba enferma en la parte superior de la casa. Al descender, se enfrentó a un despliegue policial que nunca se imaginó.
Guerrero hizo hincapié en la magnitud de la fuerza presente, que incluyó funcionarios de la Policía y del GOES (Grupos de Operaciones Especiales contra el Crimen Organizado), quienes portaban “un armamento muy fuerte, muy grande”.
La indignación de la esposa del ministro se centró en la respuesta a este despliegue, preguntando cuál era la necesidad de presentarse “con 30 hombres del Goes” si, como ella cree que fue el fin, solo se trataba de tomar unas fotos de la casa. Relató que sintió que todo el suceso fue un “espectáculo que es denigrante” y que atemorizó a todos los presentes, incluyendo a sus trabajadores.
El trato que recibió durante las tres horas que duró el procedimiento fue, según su testimonio, completamente intimidatorio. Guerrero denunció que, tras tomar una foto del despliegue, la magistrada Lombana se le acercó para increparla, exigiéndole el teléfono y prohibiéndole que llamara a su esposo o a su abogado, alegando que se trataba de un “tema reservado de reserva”.
Humillación directa de la magistrada
Adelina Guerrero afirmó que la magistrada Lombana le habló de una “manera muy humillante, muy descalificativa” y denigrante. Sintió que la magistrada menospreció su persona por ser “una persona de hogar” o ama de casa, señalándole que “no sabía de ley, que yo no sabía de derecho” y que, por lo tanto, no tenía nada que hablar con ella.
El momento de mayor tensión ocurrió cuando la magistrada, según el relato, le ordenó: “Usted cállese y vaya y se sienta allá”. Guerrero respondió a la magistrada: “Yo no, yo me siento donde yo quiera y usted no me tiene que decir dónde me tengo que sentar”.
El trato continuó incluso después de que su abogado, David Benavides, llegara al lugar. La señora Guerrero fue amenazada por Lombana con “temas legales como de cárcel” si su esposo seguía hablando en los medios de comunicación, dañando la reserva del procedimiento. Posteriormente, la magistrada le indicó al abogado Benavides que podía quedarse, pero le dijo textualmente: “me la tiene ahí y me la tiene calladita”.
Además del trato verbal, Guerrero denunció que la magistrada “puso a una funcionaria del Goes a que me escoltara”. Esta mujer, “fuertemente armada”, se ubicó a su lado “como si yo fuera una delincuente” para vigilarla, lo que ella sintió como una intimidación. También afirmó que no se le permitió “estar en ningún momento, en ningún lugar de mi casa” para acompañar el procedimiento, un derecho que considera tener.
Abuso de poder y obsesión
Guerrero calificó el comportamiento de la magistrada Lombana como un “abuso de poder” y señaló que “está utilizando su condición de magistrada para pasar por encima de las personas”. Indicó que sintió una “provocación en la manera como ella hablaba”.
La esposa del ministro Benedetti aseguró que la magistrada la amenazó con “meterla en la cárcel 30 días” si sus respuestas durante el interrogatorio, que se le hizo a ella y a los empleados, “no eran la correcta”.
Finalmente, Adelina Guerrero confirmó que no se llevaron “absolutamente nada” de la residencia. Aunque manifestó que no le corresponde calificar la diligencia como ilegal o legal, sí considera que no puede ser legal, en parte porque considera que la magistrada ha sido “recusada en los casos de mi esposo” y que no puede investigar temas de patrimonio o dinero de Benedetti.
Guerrero concluyó que la magistrada tiene “una obsesión con mi esposo” y que, para la familia, el constante hostigamiento ha sido “un tema demasiado” que ha afectado incluso su salud mental. Ella reiteró su apoyo a su esposo, afirmando que “nada de lo que lo endilgan es verdad” y que es acusado injustamente.
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