Ciudad Mallorquín.

Del suelo industrial al desarrollo urbano: la nueva cara del norte de Barranquilla

El norte de Barranquilla y el corredor hacia Puerto Colombia están viviendo una transformación sin precedentes, resultado de una visión de ciudad compartida que ha logrado articular esfuerzos públicos y privados durante más de dos décadas. Este proceso, que hoy es referente a nivel nacional e internacional, ha permitido convertir antiguos suelos de vocación minera en nuevos centros urbanos con vocación residencial, comercial, empresarial, educativa y turística.

La clave de esta evolución ha estado en la planificación de largo plazo y la visión compartida por múltiples actores, instituciones, gremios, academia, comunidad y empresas, alrededor de una misma hoja de ruta. Esta zona, antes relegada como periferia industrial, se ha convertido en epicentro de una apuesta de ciudad más sostenible, interconectada y pensada para el bienestar ciudadano.

Uno de los principales impulsores de este cambio ha sido el Negocio de Desarrollo Urbano de Grupo Argos, que ha gestionado más de 1.000 hectáreas de tierra con vocación minera en este territorio. A través de un modelo de desarrollo estructurado y sostenible, ha liderado un proceso de habilitación urbana que combina vivienda, espacio público, infraestructura, comercio, salud, hotelería, equipamientos sociales y soluciones ambientales.

Desde principios de los años 2000, la compañía ha habilitado más de 840 hectáreas, dando origen a barrios como Villa Carolina, La Castellana, Miramar, Río Alto y Alejandría. Este desarrollo se ha traducido en más de 108.000 metros lineales de vías construidas, kilómetros de ciclorrutas, más de 200 hectáreas de parques y zonas verdes, centros educativos, de salud y comerciales. Como resultado, cerca del 33 % del recaudo predial de Barranquilla proviene de estos nuevos barrios, lo que significa más de COP 150.000 millones anuales para inversión pública en toda la ciudad.

Un ejemplo emblemático de este enfoque es Ciudad Mallorquín, uno de los desarrollos urbanos más ambiciosos del país, diseñado bajo el principio de la ciudad de 15 minutos. Aquí se han proyectado miles de viviendas, comercio de proximidad, parques, ciclovías y equipamientos comunitarios en un modelo compacto y sostenible. El proyecto se construye en alianza con las principales firmas del sector constructor colombiano, y se desarrolla con el acompañamiento del Instituto Humboldt, incorporando Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) que permiten restaurar ecosistemas, proteger cuerpos de agua y mitigar riesgos asociados al cambio climático.

Además de la infraestructura urbana, Grupo Argos ha invertido más de COP 14.000 millones en obras viales estratégicas para mejorar la conexión entre los nuevos desarrollos y la Vía al Mar, integrando Barranquilla con Puerto Colombia y facilitando la movilidad metropolitana. Este trabajo ha sido complementado con proyectos de espacio público de alto impacto, como el Parque Realismo Mágico: más de 10.000 m² de arte urbano, vegetación nativa y equipamientos culturales que revalorizan el entorno y promueven la apropiación ciudadana.

Este modelo de urbanismo estructurado contrasta con enfoques fragmentados del pasado. Como señala el arquitecto Rafael Obregón, asesor clave en este proceso, “no es igual desarrollar 20 urbanizaciones de una hectárea, que una urbanización de 20 hectáreas. En el primer caso, se construyen casas; en el segundo, se construye ciudad”. Bajo esta lógica, se prioriza una red urbana inteligente, donde convergen sistemas de transporte, parques, vías jerarquizadas y zonas de integración social.

Lo que ocurre hoy en esta región del Atlántico no es solo expansión territorial. Es una transformación de fondo que redefine cómo se habita la ciudad, cómo se relacionan las personas con su entorno y cómo el desarrollo urbano puede ser motor de equidad, inclusión y sostenibilidad. Un modelo de ciudad donde la inversión privada tiene propósito, la planificación es integral y el ciudadano está en el centro de todas las decisiones.

Este proceso ha sido reconocido internacionalmente: en 2023, Barranquilla fue galardonada con el Prize for Cities del World Resources Institute por su modelo de regeneración urbana equitativa. Gran parte de ese reconocimiento se construyó desde el norte, donde el pasado industrial ha dado paso a una ciudad del futuro.