En una acción militar sin precedentes, Estados Unidos lanzó hoy, 21 de junio, un ataque aéreo contra tres importantes instalaciones nucleares iraníes. El presidente Donald Trump confirmó personalmente la ofensiva, que marcó una escalada directa americana en el conflicto en Oriente Medio.
Según fuentes oficiales —citadas por The New York Times— aeronaves B‑2 Spirit bombardearon los tres objetivos en torno a las 2:30 a.m. hora local: Fordow Fuel Enrichment Plant (Fordo), Natanz Nuclear Facility, al igual que Isfahan Nuclear Technology/Research Center.
Estas instalaciones, ejes centrales del programa de enriquecimiento de uranio iraní, fueron destruidas como parte de una operación diseñada para “destruir las capacidades nucleares” de Irán.
“Hemos completado con gran éxito nuestro ataque contra las tres instalaciones nucleares de Irán, incluyendo Fordow, Natanz e Isfahán. Todos los aviones se encuentran ahora fuera del espacio aéreo iraní. Se lanzó una carga completa de bombas sobre la instalación principal, Fordow. Todos los aviones regresan sanos y salvos a casa”, declaró el presidente Trump.
Y añadió: “Felicitaciones a nuestros grandes guerreros estadounidenses. Ningún otro ejército en el mundo podría haber hecho esto. ¡AHORA ES LA HORA DE LA PAZ! Gracias por su atención a este asunto”.
Los ataques israelíes
Desde el 13 de junio, Israel había lanzado ataques similares contra objetivos iraníes en respuesta a la intensificación del programa nuclear de Teherán. Hasta hoy, Washington se mantenía al margen, aunque amenazaba reiteradamente con “bombardeos masivos” si no se alcanzaba un pacto —“bombardeos como nunca antes han visto”, había advertido el presidente en marzo–abril
Irán ha condenado el ataque como una “violación flagrante de la soberanía nacional”. Altos mandos aseguran una “respuesta contundente” si persiste la agresión.
Mercados energéticos registran una subida en el precio del petróleo, mientras Irán ha elevado sus niveles de alerta y desplegado sistemas antiaéreos alrededor de las instalaciones restantes .
Expertos han dicho que se anticipan contraataques, tal vez mediante misiles o drones, contra bases estadounidenses o socios regionales.
Una intervención directa estadounidense apunta a frenar el avance nuclear iraní, pero al mismo tiempo eleva la tensión a un punto crítico con alto riesgo de una guerra más amplia.
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