Irán cerrará estrecho de Ormuz, se dispararán precios de petróleo y gas, alarma mundial

El parlamento de la República Islámica de Irán ha propuesto formalmente su decisión de cerrar el Estrecho de Ormuz al tránsito de petróleo y gas, una medida sin precedentes que sacude los mercados globales y eleva la tensión geopolítica a niveles críticos.

La decisión responde a la intensificación del conflicto entre Irán, Israel y Estados Unidos, especialmente después de los recientes bombardeos estadounidenses a instalaciones nucleares clave en Fordó, Natanz e Isfahán.

El Estrecho de Ormuz es uno de los corredores marítimos más estratégicos del planeta. A través de él transita aproximadamente el 20% del petróleo y un 30% del gas natural licuado que abastecen gran parte del sistema energético mundial, lo que equivale a más de 15 millones de barriles de crudo diarios transportados por un promedio de 13 buques cisterna. Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Irak y Kuwait dependen de este paso para exportar sus hidrocarburos.

Este anuncio de cierre representa una amenaza directa al equilibrio energético global y pone en jaque la seguridad del suministro para economías emergentes y desarrolladas por igual.

Aunque el Parlamento iraní solicitó el cierre del estrecho y un miembro del Comité de Seguridad del Parlamento afirmó un “consenso” para ello, la decisión final aún debe recibir la aprobación del Consejo Nacional de Seguridad de la República Islámica.

El Consejo Supremo de Seguridad Nacional es el órgano que debe tomar esta decisión, y está compuesto por el presidente de Irán (Masud Pezeshkian), varios ministros, tres representantes del líder supremo y figuras de las fuerzas de seguridad del país.

Repercusiones

El Ministerio de Relaciones Exteriores iraquí advirtió que el cierre provocaría pérdidas de hasta 5 millones de barriles diarios en la región, disparando los precios del petróleo hasta 200-300 dólares por barril. Los expertos coinciden en que esta medida reduciría el suministro mundial de crudo en un 20 y 35 por ciento, elevando potencialmente el costo del barril a 250 dólares.

Para Colombia —un país exportador de petróleo e importador de gas natural —, esta crisis puede representar una doble cara: un incremento en ingresos petroleros por precios altos, pero también un aumento de costos logísticos, inflación importada, precios de gas más altos y riesgos para la inversión en sectores industriales.

A nivel global, se anticipa una cadena de impactos que afectará desde la producción industrial hasta los costos del transporte y la seguridad energética. Para los inversionistas internacionales, el cierre de Ormuz introduce un nivel de volatilidad y riesgo geopolítico que redefine las estrategias de aprovisionamiento energético, obliga a revisar proyecciones económicas y acelera la discusión sobre diversificación de fuentes y rutas de suministro.

Geopolítica en ebullición

La decisión iraní se produce en un contexto de creciente confrontación en Medio Oriente. Desde el 13 de junio, Israel ha lanzado una serie de ataques contra instalaciones iraníes, provocando una respuesta militar de Irán. El conflicto ha dejado hasta ahora más de 430 muertos en territorio iraní y 24 en Israel,  y miles de heridos, en su mayoría civiles, y ha deteriorado aún más las ya frágiles relaciones entre Teherán y Washington.

En este ambiente de tensión, el Estrecho de Ormuz se convierte no solo en un punto estratégico para el comercio global, sino también en un arma de presión geopolítica con consecuencias globales.